El agua industrial, también llamada agua bruta, está destinada a aplicaciones terciarias las cuales no requieren calidad del agua y tampoco requiere ser potable.
Esta se requiere principalmente para sanitarios, refrigeración o disipación del calor, siendo las centrales térmicas y nucleares las instalaciones que más agua necesitan; como ya se había mencionado, estas lo requieren más que nada para la disipación y control del calor.
En la mayoría de los casos, estas aguas provienen de un proceso de trata de aguas de origen doméstico, pero además para aquellos procesos que requieren otra calidad de agua estas pasan a procesos adicionales pensados para remover de las aguas las sustancias que la industria suele desechar. Lo cual da un uso constante a estas aguas.
En el agua de origen domestico existen distintos elementos disueltos, los cuales pueden ser tratados puesto que presentan diferentes características en cuanto a su origen, que pueden o no interferir con los procesos para los cuales fue destinada en la industria. Para su remoción existen varios procesos.
Como ya se mencionó, la refrigeración y control del calor es uno de los usos principales para el agua en la industria. Es como mucho el uso industrial que más cantidad de agua emplea. Aproximadamente un 80% del agua industrial está destinada a estos procesos.
Por otro lado, en lugar de la disipación de calor, está el proceso contrario, el cual consiste en la producción de vapor, esta suele estar dirigida a la obtención de un medio de calentamiento, ya sea para productos o subproductos.
El agua puede ser incorporada a un producto final que suministra un medio adecuado a determinadas reacciones químicas.
El uso más común, y que absolutamente todos los utilizamos, como disolvente, solo que esta se utiliza en los diferente productos o procesos de producción.
En las centrales hidroeléctricas esta puede ser utilizada en su estado líquido o en vapor, esto para lograr el movimiento de turbinas.